¿Alguna vez te has preguntado si estás en una empresa feliz? ¿Cuándo podemos decir que nuestro puesto de trabajo es el ideal? Te vamos a dar algunas pistas para que lo puedas averiguar.
Ya lo dijo el filósofo chino Confucio allá por el año 500 AC: Elige un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar ni un día de tu vida.
Sé si trabajo en una empresa feliz si …
Puedo compaginar mi vida profesional y personal
Esto es que ni debería estar en el listado, porque en realidad ambas vidas son la misma. Tu «yo profesional» es tan importante en tu vida laboral, como a la inversa.
Toda empresa feliz o que se considere como tal, no hace distinción en estos aspectos, y por supuesto, ambos horarios están equilibrados.
El ambiente laboral es bueno
Probablemente la clave de todo, y la pista que hará que te importe un poquito menos echar más horas que un reloj.
Todas las «empresas felices» tienen en su punto de mira convertirse en una familia donde cada integrante se considere una parte. Esto por sí solo crea un ambiente transversal, igualitario y aumenta la productividad al tiempo que te mantiene de buen humor.
Mis funciones en la empresa están definidos y me dedico a lo que me gusta
Los humanos somos el activo o recurso más importante en las empresas, razón de más para tenernos contentos y haciendo lo que nos gusta.
Nada nos desarrolla más como personas que hacer aquello que esperamos hacer y adoramos. Rendimos más con tareas «agradables» para nosotros. O como todos tenemos que hacer de todo … al menos con cosas que no odiemos a muerte.
Tengo el reconocimiento y apoyo que merezco
En toda empresa feliz, el trabajo bien hecho siempre obtiene su reconocimiento. Esto nos mantiene motivados y hace que nos sintamos valorados.
Además, en caso de afrontar problemas o dificultades lo haremos de mejor forma si nuestra autoestima profesional está por las nubes. Este apoyo o reconocimiento debería venir tanto de nuestros superiores como de nuestros compañeros.
Tengo la flexibilidad en el trabajo que necesito
El sentido común juega aquí un papel fundamental. Se ha demostrado que las empresas rígidas en horarios o costumbres generan a largo plazo infelicidad.
Si por el contrario tenemos la seguridad que ante imprevistos seremos nuestros «propios jefes», para gestionar nuestros momentos como mejor dispongamos, es un plus muy importante.
Por supuesto, esto es un quid pro quo, ¿verdad Clarice? Si te dan la mano, no cojas el brazo.
Los jefes en mi empresa feliz confían en mí
La felicidad se basa en muchos factores, pero uno de ellos es la confianza. Si nuestro jefe confía en nosotros tendremos abarcadas todas las pistas anteriores: nos dará flexibilidad, nos pondrá a hacer las cosas que más nos gusten, sabrá reconocer nuestros esfuerzos, trabajar con él será mucho más amigable, etc.
Si por el contrario nuestro superior busca imponer la disciplina y cree que le fallaremos a la mínima ocasión, no existirá confianza alguna… y estaremos mirando el reloj todo el tiempo.
¿Y tú, trabajas en una empresa feliz? ¿Cómo de contento estás en tu puesto de trabajo? ¡Cuéntanos!