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La odisea de anunciar bebidas alcohólicas en el siglo XXI

Anunciar bebidas alcohólicas en los tiempos que corren se ha convertido en una auténtica odisea.

Si les cuentas a los jóvenes pertenecientes a la Generación Z (nacidos entre los años 1994 y 2010) que en los 70 y los 80 se podía publicitar cualquier tipo de bebida con alcohol de alta graduación o tabaco en cualquier medio, se quedarían ojipláticos.

Una ley no apta para bebidas alcohólicas de alta graduación

Por poner como ejemplo la televisión, actualmente la Ley General de la Comunicación Audiovisual prohibe emitir publicidad de bebidas alcohólicas de más de 20 grados.

En el caso de menor graduación únicamente puede hacerse fuera del horario protegido, es decir  de 20:30 a 06:00 horas, con la excepción de si forma parte indivisible de la adquisición de derechos y de la producción de la señal a difundir, como pasa con los partidos de fútbol (que parece que siempre tienen carta blanca para todo).

Si se incumplen las estrictas normas vientes correspondientes, la empresa anunciadora y el medio pueden verse obligados al pago de importantes multas, incluso de más de medio millón de euros, según sea la infracción.

Supuestamente estas medidas restrictivas a la publicidad del sector de las bebidas alcohólicas se tomaron principalmente para cuidar nuestra salud, ya que todos sabemos que el alcohol es dañino y tiene sus riesgos.

Y más que nada para proteger la salud de los jóvenes, dado el gran auge del botellón y que en este país es muy fácil conseguir alcohol en cualquier establecimiento público), tengas la edad que tengas.

No nos cuentan todo…

Probablemente la incidencia que tiene esta prohibición en la reducción de costes de la Seguridad Social también haya tenido mucho que ver (a menos enfermos derivados del consumo de alcohol, menor es el gasto).

Sin embargo los gobernantes y reguladores son muy hipócritas, puesto que aún a sabiendas del perjuicio que las bebidas alcohólicas causan en la sociedad, su venta no se prohibe, justo como sucede con el tabaco, ya que los impuestos relacionados son una enorme fuente de ingresos para las arcas públicas.

Así ha tenido que evolucionar por tanto la publicidad en el sector, adaptándose a los tiempos y las dificultades.

Hay anuncios que hoy estarían totalmente prohibidos, como el del brandy Carlos III donde se ve a dos hombres jugando al ajedrez con una botella del mencionado coñac en la mesa.

Junto a la bebida un mensaje que reza «dos amigos y Carlos el tercero», del año 1986. Anda que iban a permitirle a Osborne lanzar algo así hoy en día.

Hemos pasado de este extremo a ver anuncios tan cursis como el de Estrella Damn este mismo año, que no vamos a poner aquí porque nos parece una bacalá infame (y porque es un aburrimiento).

Demasiado ensalzamiento del medio ambiente y otros valores y bien poco del producto, que queda relegado a un segundo plano, tanto visualmente como en el subconsciente.

La sombra de la censura es alargada… y como no podía ser de otra forma, las bebidas alcohólicas tampoco han conseguido resguardarse de ella.

Elena

Oficialmente Diplomada en Gestión de Empresas y Actividades Turísticas. Y aunque reconoce que adora todo lo relacionado con el mundo de los viajes (sobre todo el irse de vacaciones), debe confesar off-the-record que su verdadera pasión son los idiomas.